Psicologo Oscar A. Everardo
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Emociones y diabetes
lunes, 6 de diciembre de 2021
pesamientos rumiadores o repetitivos
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Cuántas veces nos hemos encontrado ante la siguiente situación: Tenemos un problema o malestar sobre el que pensamos y reflexionamos, pero lejos de obtener claridad y calma, o aproximarnos a una solución, nos vemos envueltos y atrapados en un bucle de pensamientos que sólo consigue incrementar nuestra confusión y nuestro malestar. Esto es pensamiento obsesivo.
Me refiero a ese momento en el que el pensamiento reflexivo se transforma en rumiación, pensamiento obsesivo, ese momento en que los pensamientos dejan de ser una salida para ser el propio laberinto.
¿No nos han dicho siempre que hay que pensar las cosas dos veces?
Existen situaciones o épocas con muchas exigencias o demandas, tanto internas como externas, que incrementan respuestas habituales de estrés –ansiedad, enfado, nerviosismo, tristeza…– y que suelen acompañarse de pensamientos que se repiten y que parecen tomar el control de nuestra mente, pensamiento obsesivo, contribuyendo a una gran confusión, fatiga mental y cansancio físico y emocional.
En estos momentos surgen dudas sobre el beneficio que tiene “el pensar las cosas” o reflexionar sobre nuestros problemas o emociones, ya que no parece contribuir en absoluto a resolver las situaciones o disminuir el malestar.
Sin embargo… ¿no es acaso el pensamiento reflexivo una de las claves para encontrar soluciones efectivas a los problemas, aprender de nuestros errores y cambiar nuestra emoción?.
Todas las emociones, especialmente las displacenteras, son parte de nuestro equipamiento para la supervivencia y nos permiten afrontar y reorientar nuestra conducta para restablecer el equilibrio y el bienestar. Los pensamientos, memoria, atención forman parte de procesos cognitivos íntimamente ligados a las emociones y al aprendizaje experiencial. Los pensamientos, nos permiten elaborar, filtrar e interpretar la realidad externa e interna, influyendo de manera significativa en las vivencias emocionales. Sin embargo, en ocasiones tendemos a creer que nuestros pensamientos son la realidad y es entonces cuando se hace necesario reflexionar sobre cómo estamos pensando sobre la realidad.
En situaciones con resultados contrarios a los deseados, circunstancias inciertas, ambiguas o que desafían nuestra capacidad de control, se ponen en marcha procesos cognitivos que pueden constituir formas ineficaces de hacer frente al malestar.
Muchas veces actuar “dándole vueltas a las cosas” es una tendencia, algo característico en nuestra forma de hacer frente a los problemas, por ejemplo, tras haber cometido un error, aparecen sentimientos desagradables o incómodos como la vergüenza, la culpa, la tristeza, el enfado o la ansiedad.
Con frecuencia los pacientes acuden a consulta psicológica manifestando dificultades para manejar sus pensamientos –No consigo dejar de darle vueltas a las cosas. Creo que voy a enloquecer si no dejo de pensar y darle vueltas a todo– y esperan que les ayudemos a “parar la mente” o “dejar de pensar”.
Lo cierto es que cuando los pensamientos repetitivos o recurrentes invaden la mente, pueden convertirse ellos mismos, en el problema, aumentando el malestar que los motivó originalmente. Pero sobre todo, se dificulta la puesta en marcha de soluciones eficaces a los problemas.
Sin embargo, no se trata de suprimir el pensamiento sobre nuestras emociones, ni dejar de expresar lo que sentimos, aspecto que también tiene consecuencias desadaptativas sobre nuestra gestión emocional.
La dicotomía no es: pensar o no pensar sobre nuestros problemas, sino que la cuestión central es el modo en el que pensamos.
Las preguntas que debemos hacernos son: por qué, para qué, qué esperamos conseguir pensando sobre el problema o el malestar. Esto nos dará pistas para poner en marcha alternativas más adaptativas, productivas o beneficiosas.
¿Cuál es la frontera entre los pensamientos productivos e improductivos o pensamiento obsesivo?
La rumiación es un proceso cognitivo, implicado en la regulación emocional y el afrontamiento de emociones displacenteras, que ha recibido una gran confirmación empírica (basada en la evidencia) en la investigación clínica, y que es considerado un factor transdiagnóstico ya que participa en diversos desórdenes emocionales: depresión, ansiedad, trastornos de alimentación, abuso de sustancias, descontrol de impulsos, del enfado, entre otros, e interfiere en la solución efectiva de problemas.
La rumiación ha sido considerada un estilo de respuesta ante el malestar, que se caracteriza por largas cadenas de pensamientos repetitivos, cíclicos, autofocalizados –¿Por qué reacciono de esta manera? ¿Por qué no puedo concentrarme? ¿Por qué estoy tan cansada? ¿Por qué no me siento bien con nada?–, las posibles causas –¿Por qué yo me deprimo y los otros no?– y las consecuencias del estado de ánimo –Si no consigo sentirme mejor, no podré terminar la tarea y me despedirán– que incrementan el malestar y propician una reflexión pasiva y recurrente, que no guía y bloquea la solución activa de problemas (Nolen-Hoeksema, 1991).
Diversas investigaciones han identificado que es el componente “cavilativo” y pasivo el que resulta más desadaptativo. La cavilación pasiva contribuye al incremento de pensamientos automáticos negativos coherentes con el estado de ánimo, que incrementan a la vez las amenazas y posibles consecuencias negativas, constituyendo círculos improductivos de pensamiento que favorecen explicaciones pesimistas y fatalistas.
En definitiva, entramos en el bucle: pensamos mal luego nos sentimos mal, ergo, pensamos mal.
Por otra parte, esta autofocalización y pensamiento recurrente interfiere con recursos atencionales, dificultando la concentración, aumentando la probabilidad de errores y fallos en la solución efectiva de los problemas, lo que a la vez contribuye a sentimientos de impotencia e incapacidad para controlar las situaciones y las circunstancias.
La rumiación y la preocupación, son dos procesos cognitivos que están estrechamente relacionados, que comparten ciertas características y consecuencias, si bien se pueden distinguir principalmente por su orientación temporal. Mientras la rumiación está centrada en eventos presentes o del pasado, la preocupación está orientada hacia amenazas potenciales futuras. Distinguirlas es importante ya que nos ayudará a identificar y escoger la mejor estrategia para hacer frente a la situación.
jueves, 15 de febrero de 2018
limites 2da parte
LOS LIMITES DEBEN SER: CLAROS- CONCRETOS- CONCISOS-
CUMPLIDOS Y CONGRUENTES |
PARA PONER LOS LIMITES SE REQUIEREN 3 PASOS:
SE HABLA- SE LES RECUERDA - HAY CONSECUENCIAS |
EXISTEN 2 CARACTERISTICAS BASICAS PARA PONER LIMITES:
FIRMEZA Y CERCANIA |
EL LIMITE CORRECTAMENTE APLICADO PRODUCE SUCESIVAMENTE:
• Autonomia (comienzan a valerse por sí mismos)• Libertad (se les puede dar mayor libertad si se comportan adecuadamente) • Auto-disciplina ( pueden desarrollar actividades sin necesidad de presiones externas, esto es fabuloso, es un regalo para toda la vida) • Auto-control (les permite medirse, y no caer en excesos) • Rigor interno (les permite levantarse y seguir adelante) |
Al poner límites a tiempo protegemos a nuestros hijos de alcoholismo, drogas y comportamientos delictivos. Nos protegemos a nosotros al enseñarles respeto, orden, cuidado, generosidad.....en forma congruente y con afecto.
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No todos los niños son iguales, ni se trata de estandarizarlos, se trata de ayudarlos a encontrar su mejor potencial.
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Insisto en el respeto, calidez, afecto, atención y aceptación hacia tus hijos. La comprensión, la cercanìa, permitirles expresar sus sentimientos de miedo, alegrìa, tristeza, enojo y afecto. Poner lìmites no significa impedirles que se expresen, es enseñarles a hacerlo en forma adecuada. Entiendo que para hacer èsto que te pido se requiere mucha paciencia, mucha constancia,
trabajo personal (para no engancharte), amor y dedicación. Y de èsto se trata el ser padre y madre. |
FINAL QUE ES SOLO UN COMIENZO
Reconocer una crisis, encontrar salidas para superarla cuando está en curso, no significa tener la solución en la mano. La ùnica salida de la crisis del rol adulto es ocupar el lugar de tal, con suficiente equilibrio para no ser ganado por el autoritarismo, la demagogia o la parálisis. Los adultos actuales hemos quedado presionados entre dos generaciones: la de nuestros padres que siguen esperando el respeto y el lugar que la sociedad le otorgaba, la de nuestros hijos que esperan la dedicación y los derechos que la sociedad les otorga. Ese lugar de bisagra nos toca a nosotros, los adultos, sin dejar de ocuparnos de disfrutar nuestra propia vida. Tratar de no gritar ni de que nos griten y de vivir lo mejor posible, todos juntos.
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Los Limites En los hijos !Como para Que¡
• contener
• guiar,
• proteger,
• prevenir,
• y ... no sólo sancionar.
El manejo de autoridad de nuestras familias hispano-hablantes ha sido tradicionalmente autocrático. El padre y la madre imponen las normas, ellos corrigen y castigan o premian. Pero el padre es el que tiene la última palabra, en él reside la responsabilidad económica y social y moral de la familia.
Este es un modelo que ha funcionado durante siglos y todavía funciona en muchas familias. ¿Cuáles son las ventajas del estilo autocrático? El poder y la responsabilidad están concentrados en el padre y la madre, no se comparten con los hijos; es una manera rápida y económica de manejar la familia, siempre y cuando los hijos sean obedientes o sometidos. ¿Y cuàles son sus desventajas?
Cuando todo depende de Papá y Mamá, los niños tienen poca oportunidad para tener iniciativa y a participar. Los niños no han aprendido como funcionar en grupo, a cooperar o a contribuír con ideas nuevas. Sólo saben obedecer y a responder al miedo que sienten frente a las exigencias y a los castigos de Papá y Mamá.
Lo primero que puedo decirles es que:
Ante todo no se desesperen. No se preocupen. ¡Ocupémosnos, entonces!
¿Cómo cambiar cuando hay crisis de autoridad en la familia? El cambio que les propongo es un cambio hacia un manejo más democrático de la disciplina en el hogar.
No estoy hablando a una ausencia de normas, ni siquiera una disminución de normas. A lo que me refiero es que en vez de que las normas vengan impuestas desde arriba, por los padres, estas normas van a surgir de los diferentes miembros de la familia, de los miembros que las tienen que cumplir.
Estoy sugiriendo que compartamos el poder y la autoridad con nuestros hijos, que la familia ha tradicionalmente colocado en los padres. Si las responsabilidades y las normas son discutidas y no impuestas, los niños se van a sentir co-responsables, se van a sentir muy importantes, se van a sentir tomados en cuenta y van a estar listos para asumir sus responsabilidades.
A través de èste sistema, nosotros, los padres, estaremos promoviendo la cooperación de nuestros hijos, su auto responsabilidad, su iniciativa, la comprensión de las necesidades de las normas, la comprensión de la necesidad del respeto hacia el otro, respeto por su espacio y respeto por su tiempo.
El ser humano logra bienestar si, en sus relaciones consigo mismo y con los demás, se mantiene en esos lìmites , movièndose con libertad en ellos. En cambio, si despliega una bùsqueda de sì o de los otros, creando objetivos y expectativas fuera de esos límites personales, se siente mal. En tal caso, sus capacidades y aptitudes de ser intentan sobrepasar su realidad. Entonces, vive una fantasía o bien sufre la angustia y frustración de no alcanzarse a sì, ni comprender a los otros.
• Limitar no es aniquilar.
• Limitar es dar vida, si lo hacemos adecuadamente.
El establecimiento de lìmites es esencial a la hora de educar.
Para poner un lìmite generalmente la gente piensa que se requiere ejercer violencia, agresividad y por tal motivo suele esperar hasta que la situaciòn estalle. Mientras tanto los límites se van poniendo flojos, elásticos y parece que no existen. Esto causa mucho desconcierto a las personas que dependen de nosotros, especialmente los hijos.
El ejemplo que se les brinde dentro de la familia será decisivo para la construcción de sí mismos.
- Si se los escucha en sus necesidades, podrán estar atentos a las necesidades de los demás.
- Si se los trata con hostilidad, la misma actuará como un “boomerang”, en detrimento de las relaciones familiares, sociales y de su propia persona.
ES SU NOMBRE”
Algo està bien definido cuando sabemos lo que es y lo que no es. Una persona tiene una identidad definida cuando sabe quién es y quién no es, cuando sabe lo que piensa, siente y quiere. Pero al mismo tiempo, sabiendo èsto sabe lo que no piensa, lo que no siente y lo que no quiere, lo que no puede y lo que no debe. Sabe quién es, què lo diferencia de los otros, y no se confunde con ello. Esto le da conciencia de su identidad . Esto le da unidad y le permite reconocerse y moverse adecuadamente en su ámbito.
La coodependencia
7 Señales de que estás en una Relación Codependiente
¿Estás en una relación codependiente, en la que cuidas principalmente las necesidades de tu pareja? ¿Te molestas más por la felicidad de tu pareja que satisfacer tus propias necesidades?
¿Estás haciendo las cosas porque tu pareja quiere que lo hagas? Si estás haciéndolo feliz y contento, más que a ti misma, entonces seguramente vas por el camino equivocado. Algunas mujeres piensan en la felicidad de su pareja, incluso dicen que eso les hace infelices. Esto va a crear un problema en el futuro, ya que es la primera señal de una relación codependiente.
Compartir y cuidar son los dos elementos importantes de una relación. ¿Tu pareja comparte las tareas diarias y esfuerzos por la relación a la par de ti, o haces sola? Si haces todo el trabajo doméstico, el cuidado de los niños y el trabajo, así como los esfuerzos por la relación, todo por ti misma, entonces estás definitivamente en una relación codependiente.
¿Estás inclinados hacia los interés de tu pareja más que en tus propios intereses? Entonces estás en una relación codependiente. El compromiso es una cosa, pero renunciar a tu felicidad y los intereses no es una buena idea. Es importante asegurarse de que los dos están felices en la relación. Muchas mujeres también olvidan sus propios valores, pasiones e intereses para satisfacer las necesidades de su pareja.
Si tratas de complacerlo todo el tiempo, entonces algo anda mal en tu relación. Una relación de amor debe ser sin esfuerzo, si estás haciendo tantos esfuerzos, acabarás harta y agotada.
Si estás en una relación codependiente, entonces tu único objetivo sería tu pareja. Si has renunciado a tu familia, los amigos y la vida social sólo para agradarlo, entonces usted está en una relación codependiente.
miércoles, 2 de diciembre de 2015
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH): Prevalencia y Características Sociodemográficas en Población Reclusa
http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0102-79722015000400008&script=sci_arttext
"Por esto vemos que es importante el seguimiento adecuado de el tratamiento multidiciplinario, de los niños con Diagnostico de Deficit de Atencion Con o Sin Hiperactividad e impulsividad.
ela intervencion oportuna va traer beneficios muy adecuados y buenos en el niño y familia
el Niño con este Diagnostico no es limitado, y suele ser con un coeficiente intelectual Por Encima del promedio, en mi experiencia corta, e visto niños lograr mejorar mucho"
Atte Psic Oscar Everardo
jueves, 11 de junio de 2015
Y Los limites que hacer como hacer con esto
Decálogo del Departamento de Policía de Washington dirigido a los padres:
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“Es fantástico que te hagan caso. Si no te hacen caso
es que no te quieren. Si no consigo atención por buenas conductas, la
obtendré por conductas malas. Es mejor que me castiguen y sentir que se
ocupan de mí, que pasar desapercibido”.
Isabel Orjales, 1998
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- “Eres un caprichoso”, diremos “cuando no te dejo comer chucherías antes de las comidas te tiras al suelo y lloras, y eso no nos gusta”.
- “Te pones muy agresivo”, diremos “empujas y pegas a su hermana cuando ella no te deja sus juguetes, y eso no está bien”.
- “Eres un desobediente”, diremos “no te quieres poner el pijama y lavarte los dientes cuando estás jugando, y todos los días tenemos riñas por eso”.
Siempre recordar que el fin del castigo no es dañar,
sino enseñar. Que nunca se convierta en una venganza.
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- Confiad siempre en vuestro hijo. Si él ve que sus padres nunca confían en el, se hará merecedor de esa desconfianza.
- Poner en primer lugar lo primero. Desarrollad un sentido de las prioridades. Hay que distinguir entre las batallas y las guerras, entre las cosas banales que queréis que el niño haga (por ejemplo, hacer la cama antes de ir al cole) y las metas más importantes que se deben lograr (que esté preparado para que le lleves al cole y cuando salgáis de casa haya un clima de paz y tranquilidad). El hecho de estar enfrentándonos continuamente al niño por todo lo que hace mal a lo largo del día puede hacer que nos encontremos atrapados en luchas por cosas triviales.
- Sobre todo, escuchadlos y buscad tiempo para estar con ellos. Primero tratar de comprender y LUEGO de ser comprendido.
Quiéreme así por favor
No me des todo lo que pido. A veces sólo pido para ver
hasta cuánto puedo coger.
No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me
enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.
No me des siempre órdenes. Si a veces me pidieras las
cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
Cumple siempre las promesas, buenas o malas. Si me
prometes un premio, dámelo; pero también si es un castigo.
No me compares con nadie, especialmente de la familia.
Si tú me presentas mejor que a los demás, alguien va a sufrir; y si me
presentas peor que los demás, seré yo quien sufra.
No cambies de opinión, tan a menudo, sobre lo que debo
hacer, decide y mantén esa decisión.
Déjame valerme por mi mismo. Si tú haces todo por mí,
yo nunca podré aprender.
No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las
diga por ti aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder
la fe en lo que dices.
No me exijas que te diga el porqué cuando hago algo
mal. A veces ni yo mismo lo sé.
Admite tus equivocaciones: Crecerá la buena opinión que
yo tengo de ti y me enseñarás a admitir las mías.
Trátame con la misma amabilidad que a tus amigos: ¿Es
que porque seamos familia no podemos tratarnos con la misma cordialidad que
si fuéramos amigos?
No me digas que haga una cosa si tú no la haces. Yo
aprenderé y haré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas; pero nunca haré
lo que tú digas y no lo hagas.
No me digas no tengo tiempo, cuando te cuente un
problema mío. Trata de comprenderme y ayudarme.
Y quiéreme y dímelo: A mí
me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo…
Con cariño de vuestro hijo…
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- Decir no. Asha Phillips. Editorial Plaza y Janés. 2001
- Educar sin gritar. Padres e hijos: ¿convivencia o supervivencia? Guillermo Ballenato Prieto. Editorial La esfera de los libros. 2008
- El arte de ser padres. Miguel Ángel Conesa Ferrer. Editorial Edaf. 1997
- Niños desobedientes y otros problemas de conducta. Problemas habituales. Niños de 3 a 12 años. Jesús Jarque García. Editorial Gesfomedia. 2008
- Recetas para educar. Carolyn Meeks. Editorial Medici. 1998
- www.isabelmenendez.com
- http://www.psicologoinfantil. com
- http://www.solohijos.com