viernes, 18 de diciembre de 2009

conducta trabajarla

Coste de respuesta.

Es una modalidad de castigo. Consiste en que se le retiran o destruyen determinados reforzadores positivos y que han sido acumulados por quien dirige el programa, tales como fichas, dinero, discos, etc con la finalidad de eliminar una respuesta no adaptativa, especialmente resistente a la extinción, además previamente se ha convenido que de no desaparecer se utilizará coste de respuesta.

Por el enojo que causa en quien se aplica, su uso tiene que ser restrictivo.

Tiempo fuera.

Es cuando se retira a un niño de un lugar o habitación a otro distinto menos reforzador o agradable, de manera inmediata -contingente- a una conducta no deseada. Este procedimiento podría también llamarse de aislamiento social.

El sujeto está en un lugar que debe estar libre de actividades atractivas o que le distraigan. Permanecerá en ese lugar un tiempo prefijado, posteriormente vuelve al entorno primero.

Es eficaz para el tratamiento de aquellas conductas que están reforzadas por los compañeros de clase.

Es conveniente reforzar conductas alternativas, de este modo hay posibilidad de que el sujeto aprenda a modificar situaciones y mostrar nuevas conductas.

Moldeado.

Se entiende por moldeado el reforzamiento sistemático de las aproximaciones sucesivas a la conducta-objetivo.

En el moldeado se suelen emplear dos técnicas ya enunciadas:

▪ Refuerzo positivo a las aproximaciones sucesivas.

▪ Extinción de otras conductas.

Se utiliza sobre todo para implantar conductas que faltan en el repertorio del sujeto o que existen en éste, pero de manera muy rudimentaria.

En la aplicación de esta técnica hay que tener especial cuidado en definir con claridad los objetivos y los pasos intermedios para que no haya dudas respecto a que conductas se va a aplicar el reforzamiento o que conductas van a estar bajo el procedimiento de extinción.

En conductas complejas puede ser necesario comenzar el procedimiento de moldeado con incitaciones, guía física o ejemplificación. Estas ayudas iniciales se retiran tan pronto como ocurre la conducta sin necesidad de ellas.

Contratos de conducta.

Es un acuerdo negociado -mejor por escrito- en el que se indican las condiciones bajo las cuáles los individuos implicados en el contrato van a regular sus conductas respecto a las otras personas que intervienen en el contrato.

Esta técnica se basa en un reforzamiento recíproco. Se ha utilizado con éxito en problemas escolares, de pareja, alcoholismo, etc.

Es muy importante para su efectividad fijar el acuerdo en términos de frecuencia, tiempo y diversidad de reforzamientos. Implícitamente cumple, además, la función de disminuir la hostilidad reciproca que acompaña a las relaciones interpersonales problemáticas.

Control estimular.

Buena parte de nuestra conducta tiende a ser automática; surge en función de estímulos discriminativos.

Aunque las conductas, en definitiva están mantenidas, sobre todo, por sus consecuencias, hay situaciones en que los estímulos anteriores a la conducta tienen el control de la conducta.

La probabilidad de una conducta puede aumentar o disminuir mediante la presentación o retirada de los estímulos discriminativos.

Tiene aplicación en diversos campos, p.e. en el hábito de estudio. Se establece, en primer lugar, un sitio de estudio que se va a utilizar solamente para estudiar; se establece también un horario determinado, se retiran todos los estímulos que puedan distraer: radio, TV, revistas, etc, y, gradualmente, comienza a aumentarse el tiempo de estudio desde un nivel inicial bajo.

Esta técnica tiene una amplia aplicación y puede ser combinada con otras, tanto para el desarrollo de conductas como para eliminación de conductas no adaptativas.


Aprendizaje imitativo.

Aprendizaje imitativo.

Podemos aprender conductas por el simple procedimiento de observar a otro cuando emite dichas conductas. Es uno de los aprendizajes más utilizados.

Muchos animales y el ser humano aprenden viendo las acciones que hacen los demás y tratando después de ensayarlas. Se trata de las conductas de imitación y del valor del ejemplo, que se han utilizado desde siempre.

La imitación se desarrolla mejor cuando:

a) Hay cierta semejanza entre las características del modelo -sexo, edad, problemas, raza, actitudes...- y las del observador.

b) La acción del modelo que ha de ser imitada se presenta con la máxima claridad posible.

c) Si el modelo tiene prestigio a los ojos del observador, tanto más eficaz.

d) Es más eficaz la observación directa de distintos modelos que realizan la misma acción, que la observación de un solo modelo.

e) Cuando el observador tiene la oportunidad de practicar la conducta inmediatamente después de observar al modelo.

f) Cuando el observador mismo es reforzado por realizar la conducta imitada.

Se pueden convertir en modelos:

1. Los padres.- Pues proporcionan a sus hijos gran cantidad de reforzadores y, por lo común, constituyen sus primeros modelos naturales.

2. Los profesores.- Un profesor decide acerca de la administración de muchos reforzadores que son importantes para casi todos los niños. El profesor califica el progreso del niño, lo alienta cuando la tarea es difícil, lo pone en contacto con experiencias nuevas... Un profesor cálido, cordial y que da apoyo constituye un modelo poderoso para muchos niños.

3. Los buenos amigos y los hermanos.- Los refuerzos que se ofrecen son de índole menos material y formal que los anteriores.

Los buenos amigos comparten posesiones y secretos especiales, se escuchan con interés, se defienden y se protegen cuando alguno de ellos está en dificultades, proporcionan compañía...

4. La persona que tiene un problema idéntico al mío y que lo ha resuelto.- Si es posible que el niño se ponga en contacto con una persona de este tipo, y ésta le brinda atención y afecto, es muy probable que esa persona sea el mejor modelo posible. Se sabe que los ex alcohólicos constituyen la mejor fuente de ayuda para un alcohólico.

5. Nuevas relaciones sustitutorias.- Los jóvenes que no reciben apoyo, aliento, atención o refuerzos positivos de sus padres, profesores o hermanos, recurren a cualquiera que les dé esos reforzadores. Si esa nueva relación puede proporcionar el refuerzo necesario, se convierte en un modelo poderoso, cualesquiera sean sus normas morales.

Los padres se preocupan a veces por la posibilidad de que sus hijos caigan bajo la influencia de malas compañías. Sin embargo, las malas compañías constituyen un peligro serio sólo cuando las buenas no proporcionan el refuerzo que un niño necesita.

6. Todo aquél que posea habilidades o atributos deseados. Los jóvenes suelen admirar a las figuras que se destacan en la TV, cine, música... Aunque la publicidad ya explota estas figuras destacadas para que elogien las ventajas de una marca de cigarrillos o de cosméticos, también pueden servir de modelos para otro tipo de conductas, tanto deseables como indeseables.

7. Las figuras históricas. El estudio de la vida y la obra de personajes famosos de la historia constituye una fuente de conocimiento e inspiración. Así J.F.Kennedy mientras estaba inmovilizado por una dolorosa lesión en la espalda, escribió "Perfiles de coraje", en el que se describe las acciones valerosas de personajes famosos de la historia. El propio coraje de Kennedy pudo haber derivado, en parte, de su estudio de esas otras vidas.

8. Alguien admirado por personas prestigiosas. Cualquier persona que se haya convertido en un modelo prestigioso por sus logros, habilidades o atributos puede transferir parte de ese poder a otra persona expresando su admiración por ella.

Por lo común, cuanto menos sabemos sobre un tema, más influyen sobre nuestros juicios los modelos prestigiosos.

El proceso de aprendizaje mediante modelos es inevitable, si los padres y profesores se abstienen de ofrecer ejemplos de conductas deseables, los niños buscarían modelos en otra parte.

Hasta cierto punto, a un progenitor o a un profesor le resulta imposible dejar de ser modelo. Aunque dejara de brindar refuerzo positivo, su misma presencia podría constituir un modelo negativo.

El único recurso consiste en ser un modelo deseable, y asegurarse de que, en la medida de lo posible, las otras personas que nuestros hijos pueden percibir como modelos, representen la hombría de bien que queremos para ellos.