martes, 9 de junio de 2015

Algo de mutismo selectivo

ALGO DE MUTISMO SELECTIVO

Tengo a mi hijo en terapia por más de un año, y no habla de forma alguna en sus sesiones, solamente lo hace en casa.”
“Mi hija ha sido capaz de empezar a hablar con su terapeuta luego de unos meses de tratamiento, sin embargo no hay progreso alguno en la escuela. Allí continúa estando totalmente muda.”
“Tuve mutismo selectivo cuando niño, y durante el inicio de mi adolescencia. Ahora soy capaz de hablar con mis amigos y la gente sin mayor problema. Es cierto que no soy una persona muy habladora, no obstante he sido capaz de comunicarme y seguir adelante con una vida normal.”
Estos comentarios no son únicos, mucha gente comparte experiencias semejantes con respecto al mutismo selectivo, y hemos venido recibiendo mensajes incluyendo estos y variadas experiencias, mostrándonos cuan diversa y única la vivencia del mutismo selectivo es.
Nosotros todos compartimos los miedos, tristeza, frustración, retos y alegrías creados por el mutismo selectivo. Todos nosotros aprendemos de él y acerca de él. Nos lleva por nuevos caminos y viajes. Nos compele a hablarles a nuestros hijos,  a ir más allá de ser simplemente padres “regulares”, para convertirnos en “especiales”, más sabios,    más observadores, más empáticos, más sensibles también.  Imposible que sigamos siendo los mismos, inmutables mientras que tengamos un hijo con mutismo selectivo.
Esta no es la primera vez que hablo como el mutismo selectivo – y de formas diferentes muchos otros retos en la vida o circunstancias relacionadas a la salud mental- se presenta como un instrumento y excusa utilizadas por la vida para presionarnos de diversos modos, mucho más que aquellos que no enfrentan una situación como esta. En verdad, podría y debería convertirse en una bendición, una fuente profunda de crecimiento y sapiencia, fortaleza y esperanza.
Cada ser humano es único, como cada familia y sociedad lo son, como cualquier otro sistema; no existe ni siquiera un ser exactamente igual a otro, y es ello lo que hace nuestra experiencia tan rica. No obstante, existen emociones universales, valores, necesidades y experiencias todos nosotros compartimos de una forma u otra, y es ello lo que nos ayuda a entendernos uno al otro, nos capacita a contemplar diferentes puntos de vista y a compartir en grupos sociales creando culturas, creando significado y plenitud también.
No existe duda que dependiendo de cuan hábil y armoniosa sea una familia, los niños con mutismo selectivo experimentarán un camino más llevadero o más duro en sus procesos de autodescubrimiento y expresión de si mismos.  Es la calidad y consistencia del apoyo que una persona con mutismo selectivo recibe, lo que podría hacer la diferencia entre el promover sanación o desesperanza, fortaleza o mayor ansiedad, fortalecimiento o exclusión.
Si usted como padre ve que la ayuda “profesional” no está siendo efectiva de una forma u otra, entonces haga algo al respecto. Converse, dialogue, explore enfoques alternativos para que aquellos profesionales puedan apoyar mejor a su niño, y a usted como padre, a su familia, y a aquellos cercanamente conectados a su hijo, como profesores y personal de la escuela. No sea pasivo y sí pase a tomar acciones inmediatas y consistentes apuntando a cambios y mejoras reales. Sea paciente, es esencial, pero no pasivo. Si se hace necesario que su niña asista a otra escuela, donde pueda recomenzar su vida escolar y social, entonces acoja tal opción y siga adelante. Si la administración y docentes del colegio actual no están dispuestos y no son capaces de ofrecer el respeto, la empatía, comprensión y apoyo necesarios, y usted ha tratado lo mejor posible de motivar cambios, y no ha hallado más que resistencia y rechazo a ayudar, entonces siga adelante y busque un mejor lugar para su hija.
Cuando no haya otro lugar, una mejor escuela, entonces necesita enfocar todos sus esfuerzos en iniciar y apoyar cambios en esa escuela. Su hija le necesita, y cada día de trabajo en ello valdrá la pena. No obstante recuerde, si después de haber trabajado tanto así, ve que lo desfavorable supera lo positivo logrado, amplíe sus opciones y considere soluciones alternativas. SI tuviera que mudarse para que así su niña pueda asistir a una mejor escuela, entonces hágalo. No sea impulsivo. No se trata de hacer cosas alocadamente sin el suficiente planeamiento, evaluando todas las consecuencias y retos que tendrá que afrontar. Tenga los pies sobre la tierra, sea objetivo, establezca sus prioridades y elija a partir de allí.
Decidimos -hace poco más de un año atrás- que nuestra hija asistiera una escuela católica grande ya que llegamos muy tarde del extranjero y ya no habían vacantes en otras escuelas locales, además que creímos que el prestigio que dicho colegio posee aseguraría una buena educación y apoyo para nuestra ángel. La experiencia probó que estuvimos equivocados al llegar a tal conclusión. De cualquier modo no tuvimos alternativas en ese entonces. Aquellos que nos han venido acompañando a través del espacio web, saben que no fue fácil en absoluto, luchamos  y quedamos muy tristes y frustrados. Sin embargo ese no fue el final de la historia.
Recuerdan cómo en un artículo anterior compartimos cuan esperanzados y entusiasmados nos sentíamos por los planes de Carmencita, llenos de voluntad y esfuerzo para comenzar este nuevo año escolar -en una nueva, pequeña escuela- donde ella hablaría a docentes y estudiantes?  Y cómo anhelábamos por que dicho plan se hiciese realidad? Pues bien, ha sucedido!  Llevó tiempo más finalmente lo logramos y lo hemos empezado a ver como una realidad concreta, una que estamos seguros continuará mejorando con el tiempo.
Hace tan solo unos días recibimos otro mensaje felicitándonos por los progresos de Carmencita y compartiendo  el cómo la hija de esta persona ha también comenzado a hablar en la escuela, sintiéndose literalmente sobrellevada por la alegría que una mejoría tan dramática trae a todo padre cuidadoso.
Nuevamente, no teman probar cosas nuevas, el cambiar algo cuando luego de trabajar en ello, descubren que no vale la pena continuar intentando. Muchas veces los padres no pueden asumir el tener prácticamente un segundo trabajo a medio tiempo tratando de educar y vigilar el cumplimiento de toda una escuela, buscando que los docentes sean al menos respetuosos y agradables cuando no son empáticos ni sabios respecto a un estudiante con mutismo selectivo. Corroboramos una vez más, el que muchas veces, instituciones que ofrecen una educación más personalizada, con enfoques menos rígidos y dogmáticos, sin egos institucionales excesivos y expectativas distorsionadas, se convierten en los mejores lugares para una niña con mutismo selectivo. Con certeza, un profesor gentil y competente puede hacer la diferencia, pero necesitará el apoyo de su sistema escolar para que sus esfuerzos sean viables y fructíferos. Sabemos como padres cómo una persona mala en la escuela o un estudiante abusivo pueden fácilmente detonar y alimentar mucha ansiedad en nuestros hijos, a tal punto que no deseamos arriesgar el exponerlos a tales situaciones, o sí?
Gracias por recorrer este camino con nosotros.

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